jueves, 2 de junio de 2022

Primer texto para serie sobre La crónica

 

Empiezo con un telegrama:
“A COMISIÓN PERMANENTE DE SEGURIDAD DE LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES GINEBRA.  AVIACIÓN FASCISTA ASESINA DIARIAMENTE MUJERES Y NIÑOS DESTRUYENDO PUEBLOS ENTEROS CON SU METRALLA PUNTO MUNDO CIVILIZADO DEBE INTERVENIR CESE TANTO CRIMEN PUNTO CASO CONTRARIO NO RESPONDO PUEDA PASAR CINCO MIL PRISIONEROS TENEMOS CÁRCELES ASTURIAS AUN CUANDO HAGO TODO LO POSIBLE ES DIFÍCIL CONTENER PUEBLO.”

Eso firmó mi abuelo cuando entre 1936 y 1938 dirigía una pequeña república semiautónoma en lucha, más que contra la España Negra fustigada por el poeta, para detener a Hitler y Musolinni.

Murió en 1950 y cincuenta años después vino a vivir conmigo para cuidar el libro que escribía sobre aquellos asuntos.

Bromeo a ratos pues sin humor resultaría pesadísimo el encargo que nos dieron quienes no están más, conforme decía un gran tipo: Se lucha sobre todo a nombre de las y los de antes, muertos
combatiendo por
justicia.

 

1492

Iniciamos por ese año que el abuelo gusta llamar del Maléfico, para saltar después según se necesite.

Colón trepa a sus carabelas, pequeñas naves casi recién nacidas entre portugueses y gracias a los marinos que andan hace mucho el Mar del Norte, y no sabe quiénes operan la obra en secreto sin darse cuenta bien a bien de sus consecuencias. 

Simplifico extraordinariamente los hechos para un mejor entendimiento, porque nada es comprensible en la cristiandad latina o Europa centro occidental sin el papado y otros grandes agentes.

Cinco exactos siglos más tarde alguien escribiría en infame tono melodramático: "En tiempos muy antiguos existió un gigante guerrero, triunfante, dominador. Un día, fatigado, se detuvo. Aturdido,

torturado, fue dado por muerto, encadenado por múltiples amos (...) Entonces, el gigante fraguó su plan: recuperar sus fuerzas (...) y partir hacia la conquista del mundo (...) El gigante era Europa..."

-¿De qué hablas, buey? -pensé apenas leer a ese alguien que pronto codirigiría el Banco Central Europeo. -Tu guerrero nació poco a poco en los ocho siglos llamados medievales, y lo de gigante y dominador cuéntaselo a tu abuela, pues se echa al océano ahora porque no puede con el Islam, quien le cierra las puertas a China, esplendor de esplendores que todos procuran. Y corrieron con hartísima fortuna si pensamos en "América", continente inconcebible para ustedes

"De otra manera ni en jarras la magna obra. A cualquiera se le ocurre tomar un cálculo simplón sobre nuestra esfera terráquea. Era cuatro veces mayor, creo. Neta, no por nada Portugal echó a patadas al Almirante."   

En fin, eso y bastante más se permitirá su cultura para adulterar la visión de un mundo que depredará a ritmos escalofriantes para el mismísimo Angel Caído. 

-Espera, te pongo un mapa -sigo desproticando contra Monsieur Mentira, como deberían llamarlo.

-¿Sufriste mareos? Porque esa obra cartográfica tiene como eje china y no tu continente, como empezará a suceder unas décadas tras los viajes del aventurero genovés, alias don Cristóbal.

-Menudo truco. Desde ese momento y sin faltar minuto susurran al planeta: El centro de la tierra somos nosotros.

"Y como a falsedades vamos, hablando por quienes sirves agregas a la Europa centro-oriental, que no tuvo vela en el entierro y fue despreciada o sometida por ello todavía hasta avanzados los años mil novecientos."

-0-

No es correcto culpar a los españoles por la conquista de América. Hay dos razones:

La primera es que España no existía entonces, era una nacionalidad que justo en ese momento empezaban a crear los reyes de las corona de Aragón y Castilla al unirse.

Lo hacían, como toda sociedad que apenas se funda, reinventando el pasado, y así, entre otras cosas, la península ibérica cuya propiedad tenían, negó los siete siglos de califatos musulmanes gracias a quienes aquellas tierras abandonaron las tinieblas, y el milenario destino común con África del Norte. Justo ese 1492 expulsaron al último Estado islámico, Granada, mientras obligaban a la conversión de los judíos. Así desapareció su tiempo con mucho más espléndido y la íntima relación entre fieles a Moisés, Jesús y Mahoma, que vivieron en un ambiente de tolerancia. 

De hecho, el papado dio solo a Castilla el derecho de usufructuar el océano navegado por don Cristobal. Aragón quedaba fuera.

Por otro lado, quien estaba detrás de esa obra eran las ciudades alemanas, flamencas, italianas,


llamados burgos, ¿recuerdan?, cuyos grandes beneficiarios eran comerciantes y banqueros. Ellos dieron a la aventura americana el sello que la caracterizaría, de delirante búsqueda de metales preciosos como valor de cambio, produciendo así, sin saberlo, los primeros pasos hacia el capitalismo.

En consecuencia, pues, los castellanos se encargaron de la conquista militar y evangélica, y los sectores dominantes de las ciudades europeas empujaron la económica. 

Resta ver el papel del papado dentro de un catolicismo cuyo pensamiento, estructura, desarrollo, componen, en realidad, creo, la verdadera Europa occidental a quien canta el Monsieur Mentira que hemos escuchado.      

      

Lo que debería seguir

    Esta Crónica Interminable tiene un orden plausible hasta donde se muestra, que es su primera parte. Como se aprecia en el archivo del bl...