jueves, 17 de septiembre de 2020

Crónica interminable 2

Viene de Crónica interminable 1. En ésta fuimos coherentes, creo, y el año 1492 nos guiaba. Teníamos una historia clara que contar: cómo nació y se desarrolló una expansión marítima europea impensable, pues "América" no existía para el Viejo Mundo todo. Y con ella el nuevo, brutal colonialismo y la modernidad, que dieron pie al capitalismo. 

A ratos había desvíos a México, país originario de la Corte, buscando como no podía hacerse en otros lados. 

El andar trajo un largo grupo de hombres, mujeres, niños y niñas cuyos hogares estaban regados por la tierra y así nuestro paseo se volvió observación sin más.

A final en este capítulo tratamos de volver a la idea primera.

Si ustedes asoman al índice del blog verán momentos y personajes que esperan.

¿Una cosa y otra sirven para algo? Confiamos. Sino, circulen y ya.  

 

La Corte echa a andar

El abuelo y yo al fin caídos en cuenta citamos a nuestra Corte de Medianoche

-Debemos ser todas y todos -les dijo

-¿Viajar? -preguntó Saanvi, de treinta y dos años cuya cuenta no lleva, mientras escuchábamos al correo anunciarse con el rebenque de campanillas que nos alarmó pues nunca lo habíamos oído.

-¿No quieres? -le preguntó Hila.

-¡Si, claro!, aunque ¿quién velara por mis hijos?

-Tienes madre y padre, según veo -agregó Madre Primera Sioux, que dio vida al Niño de Piedra preñada por un guijarro.

-¿Por dónde debo empezar?

-Al sur de tu tiempo.

-Siempre quise conocer Margamao. Hay mar allí. Bueno, por cualquier lado en estas tierras.

-Peninsulares, les dicen. 

-Hago el hato para el camino.

-No necesitas. Venos a nosotros, que llegamos con lo puesto y ni mendrugos para consumir. El hambre no se conoce en nuestra cofradía.

-Parto, entonces.

-Con suerte toparás con la tripulación de Simbad.

-¿Quién?

-Un marino imaginario que aún no nace para ti

-¿Así, cómo hallarlo?

-Los siglos tampoco son límite. Olvídate de él. Buscamos a los Negros del Narciso que lo acompañan.

-Negros. Algo escuché sobre ellos.

-Es un decir. Me refiero a los tripulantes, sin importar su color.

-Aunque él... -tercia protestando O´Donell todavía niño.

-Anda -se dan a apurarla las hermanas y el hermano del Color del paraíso

-¿Alguien leyó esto?

"He vivido unos cuantos años en África. Fui allí por primera vez en 1957. Luego, a lo largo de cuarenta años, he vuelto cada vez que se presentaba la ocasión. Viajé mucho. Siempre he evitado las rutas oficiales, los palacios, las figuras importantes, la gran política. Todo lo contrario: prefería subirme a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical. Su vida es un martirio, un tormento que, sin embargo, soportan con una tenacidad y un ánimo asombrosos. De manera que éste no es un libro sobre África, sino sobre algunas personas de allí, sobre mis encuentros con ellas y el tiempo que pasamos juntos. Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos «África»."

-Llegará el siglo XX, pues, y la verdad seguirá siendo verdad.

-¿Me hablan? -pregunta Saanvi.

-Qué bien que escucharas. Tal vez luego se te antoje visitar esos lugares, no importa el momento.

-¿Era así, Negro?

-¿Cómo saberlo si fui arrancado de allí casi empezar la vida? Hasta el nombre perdí y ahora atiendo a un ¡James Walker!

-Di algo, Hila.

-Un poco lo mismo. Tenía catorce años cuando, amante esclava, León me llevó a Venecia. Por cierto, ¿ese hombre que citan anduvo el Níger?, ¿en cuál de sus infinitos tramos?

-Creo que sobre todo siguió las rutas que antes recorrió Conrad, no invitado a nuestra Corte, desde luego, si bien nos asoma:

"Existía entre nosotros (...) el vínculo del mar. Además de mantener nuestros corazones unidos durante largos periodos de separación, tenía la fuerza de hacernos tolerantes ante las experiencias personales, y aun ante las convicciones de cada uno...

Río Congo

"Había (...) un río, un caudaloso gran río, que uno podía ver en el mapa, como una inmensa serpiente enroscada con la cabeza en el mar, el cuerpo ondulante a lo largo de una amplia región y la cola perdida en las profundidades del territorio...

"Al parecer la compañía había recibido noticias de que uno de los capitanes había muerto en una riña con los nativos (...) Sólo muchos meses más tarde (...) me enteré de que aquella riña había surgido a causa de un malentendido sobre unas gallinas. Sí, dos gallinas negras. Fresleven se llamaba aquel joven, era un danés. Pensó que lo habían engañado en la compra, bajó a tierra y comenzó a pegarle con un palo al jefe de la tribu. Oh, no me sorprendió ni pizca enterarme de eso y oír decir al mismo tiempo que Fresleven era la criatura más dulce y pacífica que había caminado alguna vez sobre dos piernas. Sin lo era; pero había pasado ya un par de años al servicio de la noble causa (...) Por eso golpeó sin piedad al viejo negro, mientras una multitud lo observaba con estupefacción, como fulminada por un rayo, hasta que un hombre, el hijo del jefe según me dijeron, desesperado al oír chillar al anciano, intentó detener con una lanza al hombre blanco y por supuesto lo atravesó con gran facilidad por entre los omóplatos. Entonces la población se internó en el bosque, esperando toda clase de calamidades. Por su parte, el vapor que Fresleven comandaba abandonó también el lugar presa del pánico... 

"La aldea había sido abandonada, las cabañas se derrumbaban con los techos podridos. Era evidente que había ocurrido una catástrofe. La población había desaparecido. Enloquecidos por el terror, hombres, mujeres y niños se habían dispersado por el bosque y no habían regresado." 

-¿Cómo vinimos a dar a este punto?

-Nos guió el aventurero a quien debe dársele la espalda y escucharlo.

-¿Dónde está Saanvi?

-En sus tierras, como se la dejó.

-¿Temes producirle miedo? Muy posiblemente conoce historias parecidas.

-Tan así no, creo.

-¿Cuál sería la diferencia?

-Lo que presenciamos sucedió tras que el diablo revelara su auténtica identidad: Jesús en ropaje catolíco.

-Desde su comienzos. Hizo caer al ángel...

-Que jamás existió.

-Con todo, es bella esa religión -dice la madre del pequeño que nació en Arán. -Sara a los cien años pariendo a Ismael...

-Y así abuela para el Islam.

-¿En verdad? -exclama azorada.

-Creencias van y vienen. 

-Ismael se llama también aquel otro marino.

-Basta de océanos. ¿Alguien vio nacer entre las aguas a un fulano, sino se emborrachó antes con Nereidas?

 Mientras Saanvi va hacia el Golfo de Bengala en 1381, buscamos un poco hacia el norte mil o dos mil años atrás. Por allí pasa casi todo dentro del Viejo Mundo.

 

Un país

Este hombre se llama Matías Monteagudo y en 1819 es inquisidor de la Nueva Españaluego conocida como México. Va aquí porque sospecho sigue vivo y preside el linaje al cual dio vida así no yaciera con hembra alguna. Malditos Localesles digo, y rinden pleitesía a otros mucho más poderosos, que nacieron de un banquero y comerciante alemán bautizado como Jacobo Fugger, a quien  presentaremos después, aunque el abuelo quiera dar ya con el, para tundirlo, claro.

El pío religioso oficiaba en La Profesa, donde en 2012 celebraron una boda que reunió a lo más conspicuo de nuestra sociedad. 

Estaba entre los invitados, presidiéndolos envuelto en un cuerpo que robó a cierto seminarista de San Juan de los Lagos, que domina los Altos jaliciences y cuya especialidad es producir bellos ejemplares para la curia mundial, según aseguran.     

El tío Ho y Edgar Snow

Qué tonto soy. Observen esto aquí en cursivas: 

El Negro del Narciso se contrató en Bombay, si realmente Conrad lo ubica donde ambos subieron al barco.

Bombay, India, puerta al Mar Arábigo, fines del siglo XIX. 

-Nunca llegamos allí -dice el abuelo. 

-Cómo podríamos si desesperaste cuando tras Ibn Battuta bajábamos el Hindu Kush hacia

1341.

Extremo Oriente y sus cercanías parecen lo inaccesible para mí y nada estuvo tan cerca cuando eché a andar en la primera juventud, gracias a Viet Nam y su heroica

resistencia, que nuevamente y como nunca antes nos ofreció una globalización distinta.

Era el pequeño hombre sin curso al cual puede observarse en Islas y Sin salida, a solas en un oscuro rincón donde envidiaba incluso a Paul Nizan cuando marchó. Digo incluso pues iniciaba el recuerdo

de su viaje con las siguientes palabras: "Yo tenía veinte añosNo permitiré que nadie diga que es la edad más bella de la vida".

Me sentía todavía más desolado que él y aún así cada poco andaba entre miles reproducidos por toda la tierra, haciendo mía esa patria cuya lucha contra el imperio era ejemplar, mientras  Ernesto Che Guevara nos representaba al recorrer como auténtico fantasma los cuatro rumbos del planeta. 

Battuta no lograba llevarme con Belarmo a la región hindú. Los vietnamitas con el tío Ho al frente sí que podía (http://www.poesiasolidariadelmundo.com/2014/05/ho-chi-minh-poemas-de-la-carcel.html).   


Una genial investigadora, igualitarias sociedades matriarcales y los Vedas 

Supongamos que tiene razón Marija Gimbutas y hacia el año 20 mil ac la cultura de los Kurganes invadió Europa central.

-¿Eh? Si buscamos la región hindú -se abronca el abuelo. 

-Aguanta -le digo sin saber bien cuáles son mis intenciones. -¿No queremos perseguir las lenguas indoeuropeas?

-Pues hay que dar un rodeo.

-¡Quita pa allá!, me llevarás al Pleistoceno.

-En necesitándolo... No, no, bromeo. Es que ve: allí y por esos tiempos tal vez hubo sociedades más o menos pacíficas e igualitarias, presididas por mujeres. Claro, no dominaban el bronce.

-A quién le importa. 

-Las armas, tú sabes... 

-Ahora resulta que estamos jodidos por culpa de un metal.

-Me inventas malas deducciones.

Todo iba bien aunque discutiéramos, hasta llegar a lo inefable: la civilización. En India, para evitar

reclamos de mi mentor, hacia 3 mil ac.

Los vedas, tan hermosos al contemplarlos, según puede apreciarse, y ya entre sus palabras, seso y más seso, sin importar si llegaban por meditación y así despreciando el llano raciocinio.

Cierto, indagan con riqueza incomparable. Aun así implican la existencia de cuando menos una clase dominante, o casta entre castas.

"Se inicia esta discusión de la discriminación ─ viveka de la Verdad ─ tattva (Brahman) (de lo falso), para la fácil comprensión de aquellos corazones purificados con el servicio a los pies de loto del Maestro. Los objetos de conocimiento -a saber, sonido, tacto, etc.-, que se perciben en vigilia ─ jägare, difieren entre sí por sus peculiaridades; pero la conciencia ─ saòvid de éstos -que es diferente de ellos-, no difiere porque es homogénea. Lo mismo ocurre al soñar..."

-0-

Mi abuelo y yo iniciamos este viaje con las pobres herramientas que nos daba el empeño y poco más. Así podía observarse solo los alrededores de 1492 y tal y cual momento a continuación aquí y allá.

Entonces apareció una genial especialista y nos asomó a la perspectiva de los tiempos anteriores. Era apabullante y llamaba a la conmiseración hacia quienes por veinte mil años fueron y vinieron por todos sitios a ciegas como nosotros, construyéndonos, y cuya soberbia a veces resultaba no menor que la nuestra.

Inventaron el bien, el mal y cuanto para la especie obra hasta hoy. 

Sí que hubo dioses, pues. ¿Les seguiremos rindiendo culto o es necesario bañarnos en su sangre agradeciéndoles el extenuante esfuerzo? 

Entretanto, continuamos lo que está a nuestra mano. 

1492

Durante siglos lo llamaron “descubrimiento de América”. Vaya frase tramposa. Quien nombró al continente compendiaba los primeros mapas sobre nuestras tierras: Martin Waldseemüller, nacido en
Wolfenweiler, Brisgovia, Alemania. Lo hizo

homenajeando al explorador genovés de apellido Vespucio, cuyos padres le pusieron Américo, apelativo con que castellanizaron uno de origen germano: Emerico. Sucedía la cosa en 1507, casi recién muerto Colón.
No hay nada extraño, como veremos, en que no lo hicieran sus conquistadores: los castellanos. Castellanos, sí, pues a ellos el papado dio monopolio de los mares a Occidente, mientras hacía otro tanto con Sur y Oriente, reservado a Portugal. La Corona de Aragón quedaba fuera y cuando llegó Carlos I de España y V de Alemania…
Esperen, vamos por partes, no se trata de confundirlos, lectoras y lectores.
Nuestro trabajo sostiene que Conquista es un término insuficiente para este tema. Primero, debido a la brutal destrucción cometida por los adelantados españoles en tierras “americanas”. Durante solo el primer siglo tras caer Tenochtitlan, la población descendió entre 75% y 95%, según diversos cálculos, y bastaron diez años para que allí mismo, en Yucatán, Oaxaca, Michoacán, etcétera, desapareciera todo vestigio de arquitectura indígena.
Históricamente las conquistas se producían para apropiarse territorios con cuantas riquezas humanas fuera posible –agriculturas, edificaciones y demás-, quitando el necesario destrozo de las batallas. ¿Por qué en América la predación resultó tan brutal?
Los conquistadores buscaron en este “cuarto continente” solo una cosa: metales y joyas preciosos. En su delirio, todo era Puerto Rico, Costa Rica, la villa Rica de la Veracruz, etcétera, así no encontraran oro, plata, gemas. Ponemos un caso muy significativo. Al inicio aquella gente se concentró en la hoy República Dominicana, que forma parte de una gran isla antillana, como saben. Entonces les llegaron rumores de que hacia su costado había áureas
pepitas
a montones y Diego de Velázquez, a quien pronto volveremos a encontrar, organizó una expedición en pos de ellas.
Contra lo que nos han dicho, la población isleña no era ni magra ni primitiva y entre otras cosas vivía de cultivar peces en lugares construidos a propósito. Tras la aventura no quedó nada. Puede entenderse, pues, porque el ahora Haití está habitado casi exclusivamente por descendientes de los esclavos tomados en África Negra.
Si resultaría ¡todavía más cruenta! la colonización inglesa, francesa, holandesa, en Norteamérica, para nosotros el tema son los años mil quinientos.
Ya escuchamos al tramposo de Jacques Attali, un pensador contemporáneo nuestro, celebrando ese expanderse marítimo europeo.
Sobre la existencia del gigante que a quien él rinde culto y que se engulliría el planeta, no hay duda. Llamarlo Europa y darle tal profundidad histórica es sobrepasarse. Con mucho más justicia procede Pierre Chaunu, paisano suyo, y al comparar curriculums entre ellos queda claro: solo en uno puede confiarse eticamente.
Chaunu pesa continentes, no los califica, como sin reconocerlo hace el otro. Y la cuestión reside sobre todo ahí, si seguimos la pista de La invención de América.
Ah, reinventar a capricho, grandísimo privilegio occidental que lleva cinco siglos acumulando las más arteras mentiras sobre nuestro "Nuevo Mundo" -¿o no, Colón, el del paraíso pedido descubierto en Venezuela, o Sahagún y sus presagios, o Volatire, Bufon, Hegel y un largo etcétera al declarar estas tierras por igual imberbes y corruptas, verdad, Antonello Gerbi?


Nuevamente nos adelantamos, perdón.      

 


  


SIGUE, OBVIO, JEJE

Lo que debería seguir

    Esta Crónica Interminable tiene un orden plausible hasta donde se muestra, que es su primera parte. Como se aprecia en el archivo del bl...