sábado, 19 de septiembre de 2020

El tío Ho y Edgar Snow

Qué tonto soy. Observen esto aquí en cursivas: 

El Negro del Narciso se contrató en Bombay, si realmente Conrad lo ubica donde ambos subieron al barco.

Bombay, India, puerta al Mar Arábigo, fines del siglo XIX. 

-Nunca llegamos allí -dice el abuelo. 

-Cómo podríamos si desesperaste cuando tras Ibn Battuta bajábamos el Hindu Kush hacia

1341.

Extremo Oriente y sus cercanías parecen lo inaccesible para mí y nada estuvo tan cerca cuando eché a andar en la primera juventud, gracias a Viet Nam y su heroica

resistencia, que nuevamente y como nunca antes nos ofreció una globalización distinta.

Era el pequeño hombre sin curso al cual puede observarse en Islas Sin salida, a solas en un oscuro rincón donde envidiaba incluso a Paul Nizan cuando marchó. Digo incluso pues iniciaba el recuerdo

de su viaje con las siguientes palabras: "Yo tenía veinte añosNo permitiré que nadie diga que es la edad más bella de la vida".

Me sentía todavía más desolado que él y aún así cada poco andaba entre miles reproducidos por toda la tierra, haciendo mía esa patria cuya lucha contra el imperio era ejemplar, mientras  Ernesto Che Guevara nos representaba al recorrer como auténtico fantasma los cuatro rumbos del planeta. 

Battuta no lograba llevarme con Belarmo a la región hindú. Los vietnamitas con el tío Ho al frente sí que podía (http://www.poesiasolidariadelmundo.com/2014/05/ho-chi-minh-poemas-de-la-carcel.html).  

fALTA SNOW

Lo que debería seguir

    Esta Crónica Interminable tiene un orden plausible hasta donde se muestra, que es su primera parte. Como se aprecia en el archivo del bl...